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Se ha cumplido ya un año desde la publicación de Pariah in Transit, el cuarto disco de Taj Weekes & Adowa, una banda a la que nunca se ha prestado mucha atención en nuestro territorio. El hecho de que este último lanzamiento haya sido un disco registrado en directo quizá ha contribuido a prolongar el silencio en torno a su trayectoria. Pero Pariah in Transit no es un disco en directo al uso y reúne un buen puñado de razones por las que merece ser destacado.

Para empezar, la banda conserva en todo el repertorio la solvencia y solidez de sus trabajos de estudio. Además, la calidad de las grabaciones es sobresaliente, la brillantez y minuciosidad de los arreglos brilla en todo el conjunto y las versiones ligeramente extendidas no decepcionarán a quienes ya conozcan los trabajos anteriores. Por si fuera poco, no hay ni rastro de los excesos de muchos artistas en su interacción con el público; la lírica de Weekes es lo suficientemente profunda como para necesitar de clichés y sólo escucharemos al público, ligeramente, para situarnos en el contexto de una grabación en vivo.

Por otro lado, la excepcionalidad de Pariah in Transit es extensible al conjunto del proyecto de Weekes y su banda, conformada por músicos de diversas procedencias que terminaron coincidiendo y haciendo carrera en Estados Unidos. Bien puede servir este cuarto lanzamiento para repasar someramente su trayectoria previa: tres grabaciones en estudio que habían demostrado la cohesión y singularidad de un proyecto de Roots Rock Reggae con voz y aliento propio: Hope and Doubt (2005), Deidem (2008) y A Waterlogged Soul Kitchen (2010).

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Si nos centramos en Pariah in Transit, ya desde el comienzo del directo nos llamará la atención la cita inicial del “Black Magic Woman” de Peter Green (Fleetwood Mac), un guiño sutil que anuncia la apertura de miras y referencias sonoras de Taj Weekes & Adowa. La cita aparece en la atmosférica y progresiva introducción al primer tema, “Angry Language”, en el que se aprecia ya uno de las rasgos distintivos de Taj Weekes como autor de letras: una poética transparente, en primera persona del singular, que alcanza su dimensión universal casi siempre desde circunstancias concretas:

Sad I’m learning an angry language
and I’m armed with the tools of rage
but it seems I am slowly forgetting
all I learned from a bible page

so I longed for a sunshine mountain
far away from the ones who are near
I’m afraid I might lose my composure
and destroy all the things I hold dear

[…]

so I’m gonna seek the spaces in my thought
to unlearn what I’ve been taught

Esta voz poética de Weekes, que parece hacer un esfuerzo por alejarse del planteamiento de temas genéricos para enfocarlos casi siempre desde una vivencia subjetiva, se ve reforzada por la propia particularidad de su timbre vocal.

La voz de Weekes es de una belleza extraña, frágil pero firme, aguda y cristalina, inocente pero profunda, parece capturar el mundo desde la lucidez de una infancia observadora que conserva su capacidad de asombro y fe.

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En el segundo tema, la lírica de Taj Weekes brilla con luz propia en lo que podría ser, y es de hecho, un clásico lamento sufferer. Pero el propósito de anclar ese llanto en la experiencia concreta de su protagonista, ya desde el primer verso, otorga mayor relieve a un tema desgarrador. La voz de Weekes y su capacidad -por encima de la media- para generar imágenes aportan un rayo de esperanza y redención a una canción mayúscula, dolorosamente titulada “Life”:

Looked out of my window
and into the street
got no money in my pocket
no food to eat
cry out for a hand but
no one will hear
this be my burden lord then I shall bear

hurts me I hate it this is my life
hurts me I hate it I’ll pay the price

pockets of hope a suitcase of dreams
my only redemption from life it seems
strumming so hard hope wears thin
my dreams are worn by the cold night wind

bow abide in strength relieve me
archers sorely grieve me
bow abide in strength relieve me
archers everywhere

El timbre vocal de Weekes añade también un brillo particular al tratamiento de temas canónicos, habituales en la tradición Roots & Culture. En “Propaganda War”, la denuncia del juego sucio del sistema adquiere una profundidad que procede de la inocencia de esa voz y de su fuerza expresiva. Un tema de belleza escalofriante, como la imagen que toma prestada de Billie Holliday:

It’s a propaganda war
they tell us lies like years before
the truth they hide from we
oh how frail reality

freedom for some, captivity for the rest
my brethren killing brethren
the chase is now obsession

[…]

On a poplar tree they hanged me
strangest fruit to ever grow
they gnaw at us, they claw at us
they hate the fate they help create

[…]

with no printing press
the lies we can’t address
they steal away our joy and steal our happiness

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El pulso poético de Weekes se mantiene a lo largo de todo el repertorio, como en los tres discos anteriores, pero además la secuencia de temas es acertadísima. El cuarto corte, “Since Cain”, introduce un juego de aceleración-ralentización que aligera un tanto la densidad del repertorio. Weekes combina la referencia bíblica con la mención al karma y, de nuevo, una poderosa imagen de un boomerang-guerra del cuál desconocemos punto de llegada. Un tema donde el lamento de Weekes alcanza un punto de aullido quebradizo y dulce, subrayado por los coros femeninos con la mesura habitual:

Is there anyone with sense put an end to this violence
I kill you, you kill me
we’ve got an empty country
so a cycle goes around, it goes up and comes down
soon a smile becomes a frown
when karma visits your town

come in silence with your soul
peace not violence is the goal
come in silence with no sword
peace not violence is the word

cause war’s a boomerang
round and round it goes
where it stops nobody knows
round and round it goes
nobody knows

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Tras el uptempo de “Since Cain”, el potente steppers de “Jordan”, único tema no recogido en ninguna de las grabaciones anteriores, vuelve a lucir unos vientos tan discretos como eficaces y nos recuerda otro de los logros del disco, en el que se no se echan en falta los metales en aquellos temas en cuyas versiones de estudio sí estaban incluidos.

Por otro lado, incluso el asunto “marihuana” es introducido con una seriedad que dista años luz de kilos y kilos de ganja tunes de usar y tirar. Una confirmación más de lo que ya anuncia el título del disco: el camino de Taj Weekes & Adowa transcurre por lugares poco comunes:

The laws against marihuana
and the force against marihuana
has done more harm than marihuana
has ever done to anyone

“For Today” abre la segunda mitad del disco, más luminosa que la secuencia anterior, con otro steppers en el que destacan los coros, teclados y el propio mensaje, ahora más esperanzador:

the latter days have come, the ending has begun
new beginnings on the way, hold on for today

También es el corte en el que Taj Weekes presenta a los miembros de su banda, cuya formación básica, además de coros y arreglos puntuales está conformada por un drum and bass sólido cual roca: Cornel Marshall y Radss Desiree. La rítmica, con el propio Weekes a la guitarra, refuerza la contundencia de bajo y batería con el versátil John Hewitt a las teclas. Y por último, Adoni Xavier en la guitarra solista, que merece un comentario por el importante papel que desempeñan ambas guitarras en las atmósferas de Adowa.

Éstas son quizá el elemento de distinción más notable del sonido de la banda. Junto a la propia voz de Weekes, un rasgo esencial de su autenticidad. Pero que nadie se asuste, no nos encontramos con los clásicos excesos guitarreros de otras bandas, lo cual queda aún más patente en este disco en directo. Adoni Xavier no sucumbe, como les ocurre a otros, a ningún arrebato rockanrollero y se mantiene en lo suyo, que es generar texturas, en prolífico diálogo con la sección rítmica, que aportan un evanescente colchón musical sobre el que emerge la voz de Weekes.

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Tras “For Today”, la secuencia continúa en zona de luz con “Little Fire”, un pequeño milagro en el que sobresalen por igual los vientos, las guitarras, los teclados, los coros… y de nuevo la habilidad compositiva de Weekes. Una delicia, sin más, a la que sucede “Rain Rain”, una canción dedicada a las víctimas y supervivientes del Katrina en la que Weekes se las ingenia para hablar del huracán sin necesidad de mencionarlo. Y un ejemplo más, por cierto, del buen uso de arreglos y de instrumentaciones “ajenasal Roots, aunque pongamos lo de “ajenas” entre muchas comillas, porque ya se encargan Weekes y compañía de que no lo parezcan. En este caso hablamos de una armónica, pero en A Waterlogged Soul Kitchen, un disco prodigioso del que sólo se incluye este “Rain Rain” en Pariah in Transit, escuchamos también arreglos de cuerda, flautas, y un amplio abanico de guitarras y percusiones.

Además de ser seguramente el disco más redondo de los tres grabados en estudio, A Waterlogged Soul Kitchen define mejor que ningún otro la condición de Roots en tránsito que practican Weekes y Adowa. Un Roots que continúa firme en su esencia, pero enraizado ya en una realidad distinta a aquella jamaicana de los 70. Un Roots con voz y acento propio, abierto a su propia evolución y a la de otras raíces y troncos musicales. Nada ensimismado, nada sucedáneo. Una música de raíz, viva, que quizá necesita más de la autenticidad de voces propias, enraizadas aquí y ahora, que de nostálgicos y periódicos revivals.

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Pero volviendo a Pariah in Transit, la luminosidad de esta segunda parte, se hace explícita en “We Stand”, otro persistente y voluntarioso steppers con la marca de las guitarras de Adowa:

We stand in the light
there is death in the shadow
we stand here today, they are dying tomorrow

I’ve got to find a way, I’ve got to find a way
We’ve got to find a way, We’ve got to find a way

Pariah in Transit se cierra con “Scream Out Mellow”, otro de los logros de Weekes. Un autor empeñado en recordarnos que en el arte de la composición se puede alcanzar la cima por el sendero de la sencillez.

Y aunque su último disco de estudio contenía una canción bastante explícita al respecto, “Anthems of Hope”
we need anthems of hope
no alarms no warnings
ya desde el primero, Hope and Doubt, Taj Weekes tenía bien definida la naturaleza de su música y sus canciones:

we scream out mellow lullabies…

Un verso que contiene la definición misma de la belleza paradójica de Taj Weekes & Adowa: dulces canciones de cuna para hacer nacer un mundo, para ayudarnos a despertar.

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Texto: Víctor Castro
Imágenes: Jatta Records / iWelcom

3 comentarios sobre “Taj Weekes & Adowa, Roots en tránsito

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