A la espera de las reseñas del próximo Do the Reggae, os proponemos dos discos para despedir la primavera o dar la bienvenida al verano. Dos viajes distintos pero igualmente intensos y apasionantes. ¡Disfrutadlos!

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Kalbata & Mixmonster: Congo Beat the Drum (Freestyle Records, LP/CD)
Atípico y sorprendente como una portada cuyo protagonista nos da la espalda, Congo Beat the Drum es una espiral de viajes. El primero lo emprendieron los productores Kalbata y Mixmonster hacia las cavernas del reggae de finales de los 70 y primeros 80. De allí extrajeron un tesoro heterogéneo y alucinante, 100% analógico, gracias a las técnicas de navegación de King Tubby y Scientist.

El segundo, de Tel Aviv a Kingston, aportó los compañeros de viaje soñados cuando la intención es revivir aquel cambio de década dorado: Puddy Roots, Little John, Major Mackerel y Echo Minott entre otros.

Ambos viajes desembocan en un tercero, que funde el roots maduro, el early dancehall y el dub con sonoridades avanzadas en las que se aprecia la buena orientación de los aventureros Kalbata y Mixmonster, poco conocidos en la jungla del reggae pero experimentados en las latitudes del techno y el funk.

Y finalmente, el viaje a tu alcance: desde la dulzura de “Prisoner in Love”, hasta la densidad tribal de “Congo Beat the Drum”. De los oscuros pasajes de Mutabaruka, Jazzbo o Trinity y Jah Thomas, a la ascensión espídica de Tullo T, para acabar reposando en una inspiradísima instrumental con Kutiman a las teclas.

Freestyle Records te ofrece el mejor de los planes para los meses más calientes del año: un viaje sin descanso por once cortes que quizá te despierten síntomas febriles o te causen una leve sensación de jet lag. Pero a cambio evitarás vacunas, colas, facturaciones, atascos y controles fronterizos.

Un disco que Lee Perry podría haber producido, si no hubiera extraviado el rumbo que ahora parece retomar, y del cual King Tubby estaría orgulloso.

http://www.freestylerecords.co.uk/index.php/album-kalbata-mixmonster-congo-beat-the-drum/
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Zamaramandi: Mesopelagic (Zamaramandi, LP/CD)
Mesopelagic es el nombre de la región oceánica que se extiende entre los 200 y los 1000 metros de profundidad, la última en la que penetra la luz solar. Y también es el título del primer LP de Zamaramandi. Una metáfora idónea para la inmersión que nos proponen los vigueses en un mar donde el Roots y el Jazz se funden con fluidez y calma.

La singularidad de Zamaramandi se expresa desde la misma portada del disco. Frente al típico y tópico motivo del árbol y sus raíces, o el león más o menos desafiante, o cualquier otro lugar común teñido de rojo, amarillo y verde, Zamaramandi nos muestra un apacible fondo oceánico en el que una medusa asciende libremente.

En una escena estatal con sobresalientes proyectos que se acercan al Jazz desde raíces skatalíticas (curiosamente los más notables se ubican también en zonas costeras) es una gran noticia que los vigueses editen en vinilo este primer larga duración de jazzy roots atlántico y peninsular.

Mesopelagic, lanzado el pasado mes de mayo, es un trabajo doblemente singular: porque ahonda en la decidida apuesta de Zamaramandi por un sonido roots jazzero, profundo, con aroma oceánico… y porque nos presenta a una banda ya madura en el que tan sólo es su primer LP.

Para adentrarse en Mesopelagic, Zamaramandi se ha reforzado con una sección de vientos que enriquece los matices y contrastes de sus trabajos anteriores: Are We Free (2011) y Demo EP (2012).

La habilidad de la banda para elaborar armonías y generar fluctuantes desarrollos vuelve a sorprendernos con un enfoque quizá aún más abierto a las digresiones de sus miembros. Por primera vez, de hecho, nos encontramos con un corte instrumental, brillante, que no por casualidad da título al disco.

Por otro lado, la producción y mezcla de Roberto Sánchez saca el máximo partido al sonido acuoso, sosegado y hondo de los gallegos. No sólo por su participación en los trabajos anteriores, era difícil imaginar este disco sin el influjo de A-Lone Ark Muzik Studio en sus diversas corrientes instrumentales y compositivas.

Pero la particularidad de Zamaramandi brota también de sus líricas y de las combinaciones de su vocalista principal, Xabier Rey, con los coros de su hermano Cibrán y Andrés Seoane. Con respecto a los trabajos anteriores sorprende positivamente la variación de registros de Xabier, que incluso en el fragmento más alejado de su estilo habitual, en la segunda estrofa de “Will it ever be easy”, suena igual de convincente. Tanto como la incorporación de Andrés Seoane a un plano de mayor protagonismo en “Misbehavior”, muy a la altura.

Temas como “Howling around” o “Will it ever be easy” dejan claro desde el comienzo del disco que Zamaramandi sigue apostando, también en el plano lírico, por la profundidad. Pero además, cuando el asunto lo requiere, como en “Deserve the earth” o “Misbehavior”, las letras se tornan inmediatas y directas, aunque sin caer nunca en la obviedad. Siguiendo una línea ya trazada en “Media Moguls” o “Waiting For Politricks”, de su Demo EP.

Difícil extraer fragmentos aislados de Mesopelagic, una región rica y densa, dinámica y abierta, atravesada por un fluir de mareas en movimiento continuo. Pero imposible también no destacar el contraste entre la levedad de los vientos y el estribillo de “Teach ‘em music” frente a la rotundidad de su línea de bajo. O la musculosa pero translúcida intro de “Worthy of respect”. O la progresión de “Misbehavior”, un tema que es como una ola en incesante y casi inapreciable crecimiento, y que, tras romper en la costa, nos regala casi tres minutos finales de espumoso buceo instrumental. Bien podría ser el broche de nácar del disco, si no fuera por la perla final cultivada por Roberto Sánchez: “Deserve the earth dub”.

En resumen, un conjunto redondo de ocho temas a los que el master de Ibon Larruzea en Euridia Studio y el trabajo gráfico de Sil Cunningham otorgan las últimas aportaciones de brillo y color, convirtiéndolos en un álbum ejemplar.

Tan redondo como el disco en sí mismo, “Deserve the earth” no sólo es el tema que mereció el dub de Roberto Sánchez, sino una letra de esas que sintetiza en su estribillo, o en un sólo verso, todo su sentido:

To deserve the earth, defend the earth, do it now.

Y quizá más aún, el sentido de nuestro tiempo y nuestra música:

Para merecer la tierra, defiéndela.

Un mensaje directo y urgente que encontramos hasta en la profundidad del océano.

Para merecer el Roots, Zamaramandi lo defiende haciéndolo suyo, haciéndolo propio, fundiendo dos corrientes subterráneas, Roots y Jazz, destinadas a hermanarse en la lucha por nuestra tierra y nuestros mares.

www.zamaramandi.com

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